La piedra de la locura

La piedra de la locura

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LA EXTRACCIÓN DE LA PIEDRA DE LA LOCURA

Durante el verano de 1926, el escritor Howard Phillips Lovecraft percibió la sombra de un nuevo tipo de horror.

Este no era un miedo a los monstruos, los fantasmas o los demonios que solían aparecer en sus cuentos, sino a algo mucho más siniestro y difícil de comprender. Un terror que se arraigaba en la mente del hombre, una locura que se escondía en las profundidades de su ser y amenazaba con desbordarse en cualquier momento.

Fue así como Lovecraft comenzó a escribir "La piedra de la locura", una historia llena de misterio y terror psicológico. El protagonista es un arqueólogo obsesionado con una antigua leyenda sobre una piedra capaz de desencadenar la locura en quien la posea. La leyenda cuenta que esta piedra fue creada por dioses antiguos para castigar a los hombres que osaran desafiar su poder.

La piedra de la locura (Benjamin Labatut)

Durante su ensoñación, Lovecraft intentaba vender un espeluznante bajorrelieve, que había esculpido con sus propias manos, a un museo de antigüedades de Providence, su ciudad natal. Cuando el anciano curador del establecimiento se burló del escritor por tratar de hacer pasar una obra de arte recién manufacturada por una verdadera antigüedad. Lovecraft le respondió: «¿Por qué dices que este objeto es nuevo? Los sueños del hombre son más antiguos que Egipto, más arcaicos que el misterio de la Esfinge o que los jardines de la eterna Babilonia. Y esto fue creado en mis sueños...

El curador, un hombre de ciencia y razón, se limitó a reírse de la audacia del escritor. Pero Lovecraft insistió, explicándole que la pieza no era simplemente una creación de su mente despierta, sino una representación de una entidad que había encontrado en sus sueños; una criatura antigua y terrible que se alimentaba de la locura.

El escritor afirmó que había descubierto la forma de contactar con estas entidades a través del sueño lúcido y que habían compartido con él secretos oscuros y prohibidos. En sus sueños, le habían mostrado imágenes de un mundo antiguo, lleno de monstruosas criaturas y ciudades sumergidas en el mar.

La piedra de la locura (Benjamin Labatut)

Casi medio siglo después, en 1977, el escritor de ciencia ficción Philip Kindred Dick dio una charla en Metz, una ciudad en el noroeste de Francia. Todavía se puede encontrar el video en internet: la calidad del audio es terrible, y hay que esforzarse para entender lo que dice, aunque, en realidad, lo que dice apenas tiene sentido alguno. El texto que lee se titula «Si te parece que este mundo es malo, tendrías que ver algunos de los otros», y sus desvaríos nos dan un atroz presagio del extraño futuro que. allá por los años setenta, parecía estar galopando hacia nosotros, uno que hoy habitamos por entero.

Phillip K. Dick, con su obra llena de paranoias y distopías, se ganó el título de profeta de la era digital. Predijo la omnipresencia de Internet, la vigilancia masiva y el poder de las corporaciones multinacionales mucho antes de que se convirtieran en una realidad.

En su charla en Metz, habló sobre una piedra que alguna vez había visto en un museo. La piedra estaba marcada con una inscripción inusual: "La piedra de la locura". Según le explicó el conservador del museo, en la Edad Media se creía que esta piedra podía curar la locura si se colocaba en el cráneo del paciente.